miércoles, 11 de julio de 2012

Abecedario social

Estaba duchándome y me puse a pensar:
Si pasara algo que terminara de corromperme, y me volviera hacia las ineludibles garras de la locura, qué sería de lo que me despediría de este mundo material antes de abandonarlo? Se me vinieron a la mente múltiples imágenes. Recordé a todas las personas que fueron y son parte de mi vida, cómo me enseñaron cosas que puedo captar, pero no absorber. Es como si fuera inmune a ese positivismo, y eso me repugna.
Soy tan retrógrado que me tienden una escalera y la rechazo. Prefiero caminar descalzo por los vidrios rotos de una vida que no fue. Creí útil empezar a escribir lo que cada persona hizo por mi. Primero pensé que serían pocos, pero luego vi como la lista aumentaba. Y me propuse un juego. Anoté para cada letra del abecedario una o varias personas que se me representan con esa letra, y lo que agregaron a mi contexto imaginario. Por el nombre, el apellido o lo que son. Éste es el resultado:  



A me enseñó mucho. Por ejemplo, que nadie es perfecto, en especial yo. Me enseñó que muchas veces uno se pierde y deja la humildad de lado, y eso cuesta caro.

B me demostró que se puede vivir de lo que se ama, y amar lo que se hace, por mas que nadie más lo entienda.

C me dejó un legado. Me destruyó y lastimó como nunca nadie lo hizo ni va a hacer, y era la persona que mas me amaba. Algún día voy a sacar algo positivo de ahí, lo prometo.

D me enseñó que el amor duele, y no siempre es correspondido. Y que por mas que se intente e intente, no todo esta predestinado a terminar bien.

E me enseñó que la vida termina algún día, pero la amistad es eterna.

F me mostró lo diferente que es la vida cuando todo se toma en broma. Que de nada sirve una seriedad prematura.

G me mostró lo simple que puede ser la vida. Lo hermoso que es tener metas y como te cambia la vida.

H me hizo saber lo que significa el amor incondicional.

I sin saberlo me mostró lo ilógico de la vida, que las cosas pueden darse vuelta cuando menos lo esperas. Y que muchas veces se ganan cosas que no se merecen.

J hay varias en mi vida. Una me mostró que todo el mundo piensa diferente, y cómicamente resulta que al final están de acuerdo. Otra me mostró lo divertida que puede ser la locura. Otra me mostró que es posible ser uno mismo y ser feliz, ignorando al resto de la sociedad. La última y mas reciente me mostró que lo único que se puede aprender es a ver.

K me mostró una forma de ser calmada, que permite ver las cosas de otra forma. me enseñó a ver el lado cómico, por mas retorcido que sea, de las cosas más serias.

L me enseñó lo crueles que pueden ser las personas. Pero también que la paciencia no es infinita. La vida no es un cuento de hadas ni mucho menos.

M me demostró que seguir adelante es posible. Que el amor puede existir en cualquier lugar, y que se puede amar hasta lo más inútil.

N me enseñó que es cierto lo que dicen. Lo que vale es lo de adentro.

O me demostró lo lindo que es hacer algo con mucha gente, y sentirse uno solo.

P me enseñó que a veces la distancia es lo que nos acerca.

Q me mostró que siempre hay algo nuevo que descubrir.

R me mostró la felicidad detrás del dolor. Un ejemplo a la superación que todavía no puedo seguir.

S me hizo crecer de cierta forma. Me hizo temer a mostrarme a mi mismo, si, pero me enseñó que no se puede vivir siendo absolutamente estructurado.

T me enseñó que aún las personas mas calladas siempre están ahí. Siempre.

U me demostró lo que soy.

V me enseñó que todavía hay gente buena y calmada, y que hay que saber aprovecharlo.

W me enseñó a superar la enfermedad.

X me enseñó a ignorar a las masas.

Y me enseñó lo que es querer a alguien por mas exagerado o extravagante que se sea.

Z me mostró que en el fondo siempre somos niños


A veces está bueno jugar con uno mismo. Se piensan y recuerdan cosas de un valor incalculable que a veces caen en el olvido. Puede ser que uno no pueda levantarse y seguir todos los consejos. Puede ser que uno caiga y caiga en el mismo error miles de veces. Pero, a decir verdad,  por más que todo esto sean meras palabras para mi, me pone bien. No porque me hagan redescubrir mi filosofía de vida, sino porque me hace dar cuenta de que hay personas que el destino cruzó conmigo, y de un modo u otro hicieron mella en mi. Hoy no, pero algún día quizás estas cosas me den fuerza y construyan las bases de mi mundo perfecto. (Es utópico, lo sé, pero qué meta no lo es, a fin de cuentas? A quien no le gusta sentirse un héroe embarcado en un viaje sin retorno hacia la felicidad?)

Creo que esta noche, no voy a irme a dormir solo, después de todo.

Mar de cenizas.

¿Qué sentirías si tuvieras a tu alrededor todo lo que te hace feliz, todo lo que amas, lo que te gusta, lo que te fascina, lo que te apasiona, y lo perdieras de golpe? ¿Tristeza? ¿o quizás desilusión?
¿Qué sentirías si supieras que todos tus sueños actuales fueron parte de tu vida en su momento, y no llegaste a disfrutarlo? ¿Si supieras que duró un tiempo, pero que eras tan pequeño que ni siquiera recordás la felicidad?
Me levanto y vuelvo a caer. Camino por los pasillos de este edificio en ruinas, vuelvo tras mis pasos, solo para encontrarme cara a cara con el espejismo de mi felicidad, ahora triste y vacío. Alguien falta en el retrato.
 Todo apunta a que era algo simplemente perfecto. Demasiado perfecto como para existir. Tan perfecto que asusta. Tan perfecto que ningún humano debería conocerlo. Yo no fui la excepción.
¿Qué motivo tengo para levantarme todas las mañanas? La gente se mueve por sus metas, es lo que las impulsa a vivir. ¿Cómo puedo hacerlo, si mi meta es obtener lo que ya tuve? ¿Qué motivo tengo, me pregunto, para buscar algo que se perdió?
Lo que se pierde es irrecuperable, pierde su esencia.
Deja de existir.
¿Yo existo? no puedo dejar de preguntarmelo. Porque me perdí hace tiempo, acompañando un ataúd. Y no me volví a encontrar.
¿Existe lo perfecto? Está claro que no. Es difícil pensar lo contrario después de 16 años de angustia. Quizás es mucho, quizás es poco, que mas da. Yo no voy a conocerlo. Porque no tengo la fuerza. No tengo la energía necesaria para atravesar de nuevo un edificio rodeado por las llamas del recuerdo y rescatar la pieza que le falta a mi corazón de las cenizas.
Creo que me alegra que haya gente que lo conozca, me hace pensar que el mundo no está ahogándose en el océano de la tristeza. Pero yo ya morí, como dirían los ratones paranoicos. Ya morí, y nadie se entera. No podría importarme menos. ¿Qué podría preocupar a este cadáver tibio que cada tanto intenta resucitar pero que es cubierto una y otra vez por una mar de cenizas?  
Estoy solo en la oscuridad, y lo único que hago es esperar el impacto.


Nuevos pasos, viejas caídas

Como tantos otros antes que yo, voy a probar escribir en un blog. Creo que es algo que me debo a mi mismo desde hace tiempo, el intentar canalizar un poco todo lo que me atormenta, y sorprenderme descubriendolo. Hay mucho que decir y pocas palabras. No se si funcionará, pero es algo que vale la pena intentar. Lo que vaya a decir lo hago para mi mismo. Quien me quiera ver, que me vea, voy a intentar serme sincero. Nunca pude lograr que la gente me vea como lo que soy, pero al fin y al cabo, no puedo esperar nada si yo mismo no me reconozco. Adelante blog, sorprendeme!